𝐄𝐧𝐭𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚: 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐦𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐯𝐞𝐫𝐧𝐚.☆

Este mito cuenta como podemos vivir en una realidad que para nosotros es verdadera y la única, pero ¿y si todo lo vivido hasta este mismo instante no fuese más que una alucinación? ¿Qué ocurriría si todo lo que hemos conocidos y hemos sentido hasta ahora no haya sido más que la mayor y más cruel mentira? Es imposible de imaginar si no sabes distinguir entre lo falso y lo que hasta ahora era tu realidad, pues nadie podría imaginar que aquel que te decían que era un cuadro era una ventana. ¿A caso un cuadro es capaz de cambiar a lo largo del día? Claro, eso es lo que te han enseñado y no tienes pruebas para contradecirlo. 

Desde pequeño aquel chico ha vivido en una pequeña habitación, sin hacer gran cosa, nada más mirando aquel cuadro pequeño en movimiento, su momento favorito era cuando se tornaba un color rosa anaranjado, aunque él no supiese como describir lo que veía, sentía que era el momento más bonito de su día y cuando peor lo pasaba era cuando sonaban monstruos rugiendo fuera de aquel lugar donde se encontraba, pero se sentía a salvo. No se aburría, pero tampoco se divertía, simplemente estaba ahí pues, ni siendo consiente, podría estar en otro lugar; tampoco se podía quejar pues estaba bien, comía dos veces al día, admiraba el cuadro, dormía, hacía sus necesidades… ¿qué más podría pedir? Nada. Pues el único ser con el que tenía contacto le daba todo en lo que podía pensar. 

Un día, observando lo único que podían ver sus ojos, sintió que ya había visto todos los estados del cuadro pues la imagen por primera vez en años se volvió a sentir igual que otra, por fin acababa de experimentar lo que nosotros llamamos un déjà vu, pero a su corta edad y con su poco conocimiento, no sabía realmente que estaba pasando y porque se sentía de aquella forma. Cuando el otro ser vino a traerle la comida intentó comunicarse y no pudo, nunca antes lo había hecho… ¿si quiera era posible hacerle saber a otro algo que solo ocurre en tu mente? Aquella fue la primera vez y no la última, cada vez que aparecía empezaba a hacer ruidos, tirar objetos, saltar, comportarse de una manera extraña y nueva, quería hacerle saber que algo le pasaba y un nuevo sentimiento nació en él mientras hacía peligrar la comodidad y seguridad que siempre había sentido: el miedo. Después de un tiempo dejó de intentarloya que en ninguno de sus ataques por la atención del otro logró su objetivo. Poco a poco se iba quedando sin energías y el cuerpo pequeño y delicado que poseía empezaba a crecer y a desarrollarse, su suave rostro comenzaba a tener bello al igual que sus brazos y piernas.

Pasó tiempo y su memoria iba olvidando los acontecimientos anteriormente relatados, simplemente seguía ahí mirando aquel pequeño dibujo hasta que de pronto comenzó a escuchar un conjunto de sonidos que le hacían sentir bien, otra nueva sensación, ahora había algo que le gustaba más que observar el cielo y no era aquella melodía sino descubrir nuevas sensaciones, quería sentir y conocer. De pronto uno de esos tantos días dejó de oír la música, un día en el que su foto favorita estaba más preciosa que nunca y conoció lo que era la paz. No volvió a escucharlo desde ese momento, simplemente cesó. Ahora el único sonido que escuchaba eran esos monstruos que aparecían cuando el cielo se teñía de un gris oscuro y se llenaba de agua la ventana. Cada vez que conocía un nuevo sonido no tardaba mucho en dejar de escucharlo, pasaban pocos días y se callaba y volvía a ser como si nunca hubiesen estado, desaparecían. 

Hubo un día en el cual el ser no apareció, sentía hambre y volvía el único sentimiento que odiaba: el miedo; le hace sentir vulnerable, débil… y aunque no supiese exactamente por qué, solo sentía pues era lo único que podía hacer. Pasaron muchos soles y muchas lunas, perdió la cuenta de cuanto tiempo había pasado, hasta que volvió a aparecer y con él una ira descontrolada. Le había dejado, dependía de él y ¿dónde estaba? ¿A caso podía estar en otro sitio que no fuese ese? Era imposible y no entraba en sus pensamientos ya que apenas podía pensar, pero estaba lleno de furia, quería saber qué había pasado, quería solo saber. Sin pensarlo se tiró sobre él y comenzó a actuar por impulso, dejó de ser dueño de su cuerpo y solo comenzó a herir al otro con movimientos torpes pero efectivos, un líquido comenzaba a derramarse y él solo estaba confundido, tenía tanto en que pensar, pero su cabeza se encontraba completamente vacía. Golpe tras golpe, mordisco tras mordisco… solo conseguía hacer que un agua color rojo cayese; el contrario solo podía intentar patalear e intentar gritar, pero quién le escucharía si él fue quien calló a todos los que pudiesen escuchar. De pronto dejó de moverse, pero su cuerpo seguía recibiendo heridas por parte de aquel chico, ya adulto, que había estado encerrado en su pequeño mundo por tantos años. Sus manos le dolían y sus brazos pedían un descanso, pero no podía detenerse, estallaba en sentimientos y todo el miedo que tuvo lo convirtió en fuerza que le ayudó a seguir todo el día maltratando al cadáver que se encontraba debajo de él. Terminó cubierto del mismo tono que él y se sintió aliviado pues si los dos estaban iguales y se sentía bien, él otro también debería sentir lo mismo. No sabía como funcionaban las cosas y ya no podría saberlo. 

Después de largas horas empezó a sentir un vacío en su interior y era él ahora quien tenía un liquido recorriendo sus mejillas, era cálido y salado, hacía que sus ojos ardieran, pero eso no hacía que se detuviese. Estuvo así un par de horas, aunque verdaderamente no le importaba, no existía un tiempo exacto, todo lo que había conocido ya no existía. Comenzó a moverse por el sitio en donde se encontraba, que en realidad no era muy diferente al que había visto con anterioridad. Para quitar ese dolor decidió descubrir. 

Rondaba por la casa, sin saber que era nada exactamente. Llegó a un lugar con un suelo frío y con sitios altos, se arrastró como pudo y tomó la mano de otro ser y una felicidad vino y se fue como si de una brisa se tratase; la mano se iba acercando de forma lenta a él, dejando ver un brazo pero no más, era un brazo frío con una mano, su color era muy distinto al suyo y al del ser que le alimentaba, confundido lo dejó y volvió donde había estado al comenzar su exploración. Había más luz ahora y a penas podía ver, pasaron días y en ningún momento se despertaba, seguía tirado en el suelo con toda el agua roja, empezaba a desprender un hedor que le causaba asco y mientras más días pasaban el cuerpo olía peor. Muchas cosas se empezaban a juntar y su propio ser comenzaba a rugir como los monstruos de fuera sin quererlo y su tripa le ardía por momentos, tenía hambre. Tomó la mano que vio días atrás y esta olía peor aún pero se le hacía la boca agua así que mordió la piel y empezó a desgarrarla, con sus dientes la desmenuzaba para tragarla y así hasta que quedó satisfecho, en verdad ese sabor le recordaba a algo que ya probó y volvió aquella extraña sensación, tuvo otro déjà vu, ahora solo deseaba volver a cuando estaba en paz, con su preciado cuadro en un cuarto oscuro, no soportaba la luz y añoraba la seguridad, tenía tanto miedo. 

Pasaron muchas noches desde aquello y del cuerpo de aquel otro humano ya apenas quedaba algo, solo quedó su olor y restos de huesos con una gran mancha de sangreque por mucho que bebiese no se iba. Vivía del agua de una habitación transparente que se encontraba ahí y comiendo lo que se encontraba por ahí, solo saciaba sus necesidades. Todo iba bien y se acostumbraba a su realidad actual, incluso le gustaba hasta que de pronto alguien apareció, otro ser muy distinto de los que había visto (teniendo en cuenta que solo ha visto a uno y un brazo), su apariencia era delicada, su rostro se veía tan suave como una vez fue el de él y sintió una felicidad tan grande que corrió hacia ella y sin darse cuenta ya estaba encima de ello mientras emitía un sonido insoportable, quería callarla, gritaba tanto y todos los sonidos tenían que acabarse un día, así que como hizo con el anterior empezó a golpearla de forma torpe, agarró algo puntiagudo que estaba cerca de él y lo comenzó a clavar por su tronco, donde había más grasa de la que él tenía , fue de esa forma que pudo hacer que su voz se terminase pero no a gusto con eso, siguió dañando ese cuerpo tan delicado como diferente al suyo; todas sus facciones y complexión quedaron completamente distinto y una tristeza le inundó, llenando su cuerpo como la tinta roja que ahora recorría sus dedos. Pero con esa muerte se abrió un nuevo mundo a sus ojos, la chica había entrado a donde estaba él desde un lugar rectangular así que decidió atravesarlo y conoció otra realidad pero esta ya superaba la capacidad mental que había adquirido estando en el cuarto de una casa de campo que parecía estar abandonada hace décadas, por eso nadie se atrevía a pasar por ahí excepto la chica que le pudo la curiosidad, las personas que hacían melodía buscando un lugar en el que no molestaran a nadie… No pasó mucho hasta que comenzó a caer agua del cielo, ese que veía desde su cuadro, hasta que monstruos comenzaron a rugir, pero estaba todo vacío, se iluminaba cada par de minutos pero no aparecía nada. 

El hombre no lo soportó más y soltó un sonido similar al que emitieron a los dos seres que hirió hasta la muerte, gritó tan fuerte que sintió como su garganta de desgarraba y un dolor similar al de sus manos, después de golpear tanto. Su mente no lo soportaba, su cabeza daba vueltas y su cuerpo temblaba, miedo, ira y tristeza se combinaron creando una sensación horrible pero terriblemente fuerte. Se arrastró rápidamente al interior del mundo mas grande que pudo soportar y por mucho amor que hubiese desarrollado por el conocer, era algo que superaba sus límites. Llegó como pudo dentro y con gestos torpes apartó el cuerpo y cogió lo que quedaba el ser que estuvo con él desde que podía recordar, cerró la puerta no sin antes coger el objeto puntiagudo con el que consiguió callar a la chica asesinada anteriormente. 

Otra vez comenzaron a rodar lágrimas por sus mejillas, mojando su regazo por la forma en la que se encontraba sentado ¿había sido todo falso? ¿Por qué…? El mundo que acababa de ver era hermoso y no podía negarlo por mucho que desease, pero se negaba a vivir en algo falso, todo eso era una mentira, lloró toda la noche hasta que el sol logró atravesar la pequeña ventana que había en su oscura habitación. No lo soportaba. Tanto amaba esa preciosa obra de arte, pero ahora hacía que sus ojos ardiesen. Así que tomó con fuerzas el trozo puntiagudo y se lo clavó con fuerzas en una de sus piernas, un dolor inmenso recorrió su cuerpo, pero no era más grande que el que había sentido junto al enfadó de descubrir esa farsa. Sacaba y clavaba el objeto alrededor de todo su cuerpo, causando heridas bastante profundas y sosteniendo con fuerza lo que quedaba del otro hombre, se acuchilló la garganta pues así no haría ese sonido tan horrible al que llamamos gritar. 

Todo se volvió silencioso y dejó de sentir todo, solo quedó espacio para la paz, todo volvía a ser como antes, su tercer déjà vu y de alguna manera comenzó a escuchar de nuevo su melodía favorita, aquella que escuchó en la puesta rosada de sol. 

Por fin volvió la paz y creó lo único que consideraba verdadero: su muerte.




 

https://elpais.com/politica/2020/05/26/cronica_negra/1590479681_579023.html es el caso en el que me inspiré para hacer la historia pues a pesar de que haya ocurrido hace tiempo hay personas que han encerrado a alguien y haciéndoles creer que es su única realidad, como el mito de la caverna, pues estos vivían en una mentira que consideraban verdadera y se les reveló en el momento de ser rescatados, pero algunos murieron en la falsedad. No puedo decir que no han ocurrido más casos así pues el mundo es inmenso y ni nosotros podemos asegurar de que vivimos en la verdad, porque ¿y si de pronto abren la puerta y nos dejan ver un mundo nuevo?


 

 

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